lunes, 2 de enero de 2012

Tiempos muy viejunos

Durante esta pasada semana he disfrutado, por llamarlo de alguna forma, de unas poco merecidas vacaciones. Entre otras formas de perder el tiempo que he ido alternando estos días quería mencionar una de mis poco razonables aficiones: las series de tipo "detective privado" de corte británico. Cuando descubrí hace unos días una fantástica serie sobre el personaje estrella de Sir Arthur Conan Doyle sucumbí ante los capítulos de dicha serie televisiva. Debo reconocer que en lo que respecta a este personaje soy un poco freak, y que en mi única estancia en Londres estuve cerca de perder el vuelo de vuelta por no dejar pasar la ocasión de visitar la conocida dirección del famoso detective (que realmente no existió hasta 1930). La serie es de una gran calidad, aunque por supuesto te tiene que gustar ese tipo de personajes y ser tolerante con el hecho de la exaltación de la inteligencia de Holmes y el paupérrimo coeficiente intelectual del resto del ficticio reparto.


En esta singular serie destaca entre otras cosas la representación de esa singular y tantas veces mencionada "sociedad victoriana" sostenida gracias a la sobreexplotación de su inmenso imperio colonial (y sus gentes). De hecho podemos ver de vez en cuando correteando por las calles esos simpáticos "bribonzuelos", desheredados sin a penas que llevarse a la boca, y quien sabe si origen remoto de los "hoodies" que protagonizaron los disturbios en Londres durante el pasado año (aunque luego se descubrió que entre ellos había algunos hijos de millonarios).
Este revival de tiempos pretéritos me hizo acordarme de la polémica suscitada recientemente por las palabras de cierto heredero de apellidos y titulos nobiliarios, que escandalizó mentes y corazones e hizo rasgar vestiduras al hablar de forma bastante despectiva sobre lo que el consideraba uno de los orígenes de la situación social andaluza (http://www.elperiodico.com/es/noticias/tele/las-declaraciones-cayetano-contra-per-levantan-polvareda-twitter-1266141 ). Debo decir que critiqué con mucha timidez las palabras sobre los jornaleros por 2 motivos: siempre he creído que en España en general, y salvo muy notables excepciones, nos tocábamos bastante el bolo (y posíblemente yo a la cabeza) por lo menos hasta la llegada de la crisis y que hubo otra parte de sus palabras que me pareció más obscena, aquéllas en las que este señor que echaba de menos la Edad Media, como si la hubiera vivido en sus propias carnes, aunque eso explicaría su reblandecimiento encefálico transitorio. No es extraño que este señor perteneciendo a la familia que pertenece añore tiempos pasados, no solo por un ensalzamiento de la resolución de conflictos mediante la espada, sino porque conviene recordar algo fundamental que explica parcialmente la situación de este señor y algunos de sus semejantes.
Muchos pensarán como se explica en los libros de historia del "cole" que el Antiguo Régimen cayó con la Revolución Francesa y con la Revolución Industrial, pero como saben los que se han detenido a pensar durante 5 míseros minutos esto es absolutamente falso. La Revolución Francesa con todos sus hechos históricos y algunos periodos sangrientos, no limpió ni de lejos la faz de la tierra, ni de Francia, de nobles y terratenientes, más bien al contrario, ya que los nobles supervivientes pudieron disponer de sus tierras como una propiedad libre no ligada a su título, así que realmente salieron bastante beneficiados. Y si esto era en Francia... ¿como iba a haber cambios más significativos en otras naciones donde no hubo tal revolución político-social? Sobre el caso inglés no hay más que ver la ya mencionada al principio de esta entrada "sociedad victoriana", sobre el caso español... pues... ya sabemos lo que se dice estos días en twitter: Urdangarín y Cayetano han hecho más contra la nobleza que muchos demócratas.
En este punto quiero agitar un avispero (al final me picarán a mí) entre aquellos que se llenan la boca defendiendo ideas que dicen provenir del Liberalismo y proclaman un orden social alejado de la intervención del Estado salvo para proteger el derecho de propiedad (solo de unos pocos) frente a estas turbas de personas llamadas "indignados" (a estos ya les dedicaré unas somníferas líneas). Supongo que mientras ellos hacen esto, muchos de los que realmente murieron en los siglos XVIII y XIX, por los ideales de liberte-egalite-fraternite, deben bailar Danza Kuduro en sus lugares de descanso eterno. Y es que muchos olvidan con cierta facilidad que estos señores no son ricos porque hicieran fortuna sus padres o sus abuelos como grandes emprendedores (con alguna excepción) sino más bien porque hace unas 30 generaciones alguno de sus ancestros era más hábil matando con la espada a gentes desarmadas o engañando a pobres analfabetos, que es como por aquellas épocas se ganaban tierras.

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