Con el paso de los años lo más natural en la vida es que vayas pasando por diversas fases, y por supuesto por diversos lugares que, con el tiempo, acabas haciendo medio tuyos. Lugares de estudios, de trabajo, de juergas nocturnas, personas, etc..., sin embargo, esta descripción implica que, cuando "avanzas" y cambias de sitio, dejas algo atrás. Esta entrada habla de que cuando dejas algo allí atrás, y sobre aquellos sitios a los que, aunque puedes, no debes volver. Tiene un punto algo triste, como de perdida, pero tiene una vertiente positiva, algo que nos hace mirar hacia delante.
La primera vez que experimenté esa sensación fue cuando tenía 14 años. Cuando acabé EGB en los "Maristas" de Guadalajara y me cambié a los Salesianos (si os dais cuenta el tipo de colegios a los que he ido podéis explicaros como pienso). Después de casi toda mi vida, hasta entonces, estudiando en un mismo sitio, prácticamente con los mismos compañeros, todos los días durante 10 largos años, y 3 en alguno de sus equipos de baloncesto, tocaba realizar una mudanza ya que no podía continuar los estudios en aquel centro por no disponer del siguiente escalón llamado por aquel entonces B.U.P. (Buz para algún profesor). Mi integración en ese nuevo centro, con mis nuevos compañeros no puede decirse que fuera muy rápida. A pesar de haber jugado el año anterior en el equipo de basket campeón provincial en su categoría, y de lo mucho que me gustaba ese deporte, ni siquiera me presenté a las pruebas para el equipo ese año en Salesianos a pesar de que habría entrado, no por bueno, sino porque había plazas vacantes. Sin embargo para mí era una sensación de: ¿como iba a hacerme del equipo de un Colegio al que tanto habíamos "odiado"?. Cierto sábado por la mañana decidí pasarme por mi antiguo colegio a ver si estaban jugando algún partido de liga, entre por la puerta por la que había pasado toda la vida, como si aun estudiara allí, pero a los pocos minutos me di cuenta que en ese sitio yo ya era un extraño, los profesores tienen nueva "gente" de la que ocuparse y muchos han visto a cientos ya pasar, ya solo eres uno que pasó por allí, pero que no forma parte del presente. Supongo que así me di cuenta que estaba estudiando en otro sitio, así que olvidado de pasados lugares me dediqué a mi penosa andanza académica en Salesianos (BUP y COU) arrastrando un penoso expediente (por las notas ya que hasta donde recuerdo me portaba bien). Acabados estos 4 años, toco volver a cambiar.
Mi ultimo año en Maristas, que look!!
Esta vez iba a una nueva ciudad, todo era intriga y desafíos en mi pequeña mente (Madrid era el no va más para alguien de mi edad en aquellos años). Aunque mi régimen "penitenciario" me permitiría (obligaba) volver a Guadalajara a dormir. Como ya sabéis, por alguna entrada anterior, mi aterrizaje en la capital del estado fue un poco complicado. nuevamente volví a cometer el mismo error. De vez en cuando intentaba convencer a mis amigos para ir a echar unas canastas los fines de semana a mi anterior lugar de estudios, como si eso me fuera a devolver algo de los años pasados, pero era algo inútil... por 2 motivos, convencer a mis amigos aquellos años para subir hasta un sitio que les quedaba lejos de casa era complicado y que aquello realmente era solo una vana ilusión. Allí no estaban mis antiguos compañeros y no había nada del pasado que cambiar.
Como soy muy de tropezar con la misma piedra y de forma rápida, cuando me cambié de carrera, y a pesar de que entré en Somosaguas con muy buen pié, volví varias veces a visitar a mis compañeros de mi primer año en la Complutense, pero las cosas habían cambiado mucho. El grupo se había separado por ciertas rencillas personales, y yo ya no estaba en el pulso diario de sus líos. Después de acudir a un cumpleaños al que me invitaron decidí que era mejor romper el cordón umbilical que aun me unía a ese grupo... no he vuelto saber de ellos.
Los que crean que acabados mis estudios universitarios dejé de hacer esa estupidez estarán confundidos, por desgracia años mas tarde he repetido la misma vuelta a los sitios donde no debía volver, con mis trabajos, algunos bares, incluso a algunos otros lugares. Como mucho he dejado de coger autobuses y trenes que no me corresponden.
Mi primer año en la complutense, edificios que podrían utilizarse para la serie The Walking Dead.
Donde finalmente estudié (me adoptaron), el arquitecto aun sigue libre.
P.D: Me estaba acordado de estas cosas y espero no plagiar a mi amigo Sergio (aun no leí su reciente entrada) cuando escuché que había muerto hace poco el loro de Bardales... que años aquellos... Gracias a los de las fotos, prometo sacar unas propias, y dejar la entrada más bonita.